20 de noviembre de 2013

La República Negra de Palmares: valeu zumbi o grito forte dos palmares

La República negra de Palmares

El día 20 de noviembre estaremos recordando y homenajeando la figura de Zumbi, líder de la República negra de Palmares, fecha en que Brasil celebra el día de la consciencia negra. Para el Centro Umbandista Reino da Mata, institución adherida a los movimientos afro descendientes del Uruguay, es un día especial, pues, esta gesta libertaria, fue el primer modelo étnico en que nuestra religiosidad se vió representada.

Por tal motivo, salve Zumbí dos Palmares, por tu ejemplo de fidelidad, coraje y valor hacia tu pueblo, que confió en ti, y murió por ti, junto a ti. El mundo no te conoce, Brasil te desconoce, en cambio nosotros, los afro descendiente del Uruguay, te recordamos con respeto. 

En el siglo XVII existió en Brasil lo que se dio en llamar el reino independiente de los Palmares, los esclavos cimarrones habían organizado el reino negro de los Palmares en el nordeste de Brasil y victoriosamente resistieron durante todo el siglo XIII  el asedio de más de una veintena de expediciones militares que lanzaron para abatirlo, una tras otras, los holandeses y los portugueses. Las embestidas de millares de soldados nada podían contra las tácticas guerrilleras que hicieron invencible, hasta 1693, el vasto refugio de libres.

Desde que los holandeses fueron expulsados de Pernambuco, los portugueses han lanzado más de veinte expediciones militares contra esta tierra de libres. Escribe un informante desde el Brasil a Lisboa: “Nuestro ejército, que pudo domar el orgullo de Holanda, no ha conseguido ningún resultado contra estos bárbaros en varias y repetidas entradas que hizo en Palmares...”  No habían tenido mejor suerte los holandeses. También sus expediciones fueron jornadas sin gloria. Holandeses y portugueses han incendiado pueblos vacíos y se han perdido en la floresta dando vueltas, como locos, bajo las lluvias violentas. Unos y otros han hecho la guerra contra la sombra, sombra que muerde y huye; y han cantado, cada vez, victoria. Ni unos ni otros han conseguido aplastar a Palmares ni han logrado evitar las fugas de esclavos que dejan sin brazos al rey azúcar y a toda su corte, aunque los holandeses crucificaban negros rebeldes y los portugueses los azotan y mutilan para meter miedo y dar ejemplo.” (5)


El escenario de las luchas palmarinas fue la zona que en aquel tiempo fuera conocida como “sur pernambucano”, la parte meridional de la capitanía de Duarte Coelho, delimitada por el San Francisco, que hoy forma el estado de Alagoas: equivalía a la tercera parte del territorio de Portugal y estaba rodeada por un espeso cerco de selvas salvajes. El jefe máximo era elegido entre los más hábiles y sagaces, según el decir del escritor Eduardo Galeano en su libro “Las Venas Abiertas de América Latina”, reinaba el hombre “de mayor prestigio y felicidad en la guerra o en el mando”.

En plena época de las plantaciones azucareras omnipotentes, Palmares era el único rincón de Brasil donde se desarrollaba el policultivo; guiados por la experiencia adquirida por ellos mismos o por sus antepasados en las sabanas y en las selvas tropicales de Africa. La abundancia de alimentos de Palmares contrastaba con las penurias que, en plena prosperidad padecían las zonas azucareras del litoral.

Veamos que nos cuenta Decio Freitas en su obra “Palmares la guerrilla negra”: “El esclavo se moría de hambre en medio de la riqueza que lo rodeaba, producto del trabajo de sus brazos. La alimentación era precaria, consistía exclusivamente en fariña, y apenas en los días de molienda, el señor les proporcionaba al esclavo un pedazo de carne. Algunos señores daban a sus negros un día a la semana para el cultivo de una plantación de mandioca, pero eso no era lo común. Cuenta el padre Antonil que muchos esclavos se alimentaban de raíces o podían ser vistos muchas veces en las casas de sus dueños suplicando algún alimento. Frecuentemente recurrían a toda clase de estratagemas a fin de obtener algo más. En el trabajo nocturno de las  moliendas, sorbían a escondidas el aceite dulce que alimentaba las luces. Los amos terminaron descubriendo el ardid y entonces, informa Fray Vicente do Salvador, para que los negros no lamieran los candiles, empezaron a agregar al aceite un óleo nauseabundo y amargo”.

Los esclavos que habían conquistado la libertad la defendían con habilidad y coraje porque compartían sus frutos: la propiedad de la tierra era comunitaria y no circulaba el dinero en el estado negro.

Muchos se podrán preguntar, de dónde surgió la reserva moral y espiritual de los esclavos para sobreponerse y luchar por la libertad ante tanta barbarie y sufrimiento. Observemos con atención el siguiente relato, sobre cómo fueron parte de los castigos y laceración humana a la que estuvieron sometidos. Después de apreciarla, pensarla y reflexionarla, seguramente encontraremos los elementos que tenían en común todos los esclavos, ante tanto desamparo, humillación y laceración.

En su obra “Jinetes africanos” el antropólogo Jorge Tróccoli refiriéndose a los castigos, recoge del trabajo realizado por Decio Freitas:“ En los casos poco importantes lo colocaban en el tronco, pies, manos y cuello inmovilizados durante días, semanas y hasta meses entre dos trozos de maderas rectangulares. O, en una variante de este suplicio, le unían los pies y las manos con un pequeño instrumento de hierro que lo obligaba a estar en una posición incómoda de consecuencias a veces deformantes. Si reincidían lo ponían en el cepo, gran tronco suspendido sobre la cabeza y preso al talón por una cadena. Otra de las torturas consistía en la aplicación a la cara de una máscara de hojalata con pequeños orificios para respirar y cerrada en el occipucio por medio de un candado. Le extraían confesiones al esclavo comprimiéndole los pulgares con los “angelitos”, dos anillos de hierro cuyo diámetro iba decreciendo a medida que se apretaba un tornillo. Todo eso terminaba en el “pelourinho”. El “feitor”  mandaba atar al cautivo a un tronco o a una columna de piedra y azotarlo en presencia de los demás por uno de los negros más robustos. Un segundo esclavo contaba el número de azotes: veinte, cincuenta y más azotes en la espalda, en el pecho, en los pies, en la cabeza, haciendo que todo el cuerpo sangrara. Con los primeros azotes la piel se desprendía del cuerpo. Aun así le era prohibido al castigado quejarse, bajo pena de que el castigo se duplicara. Terminado éste, se derramaba vinagre, agua salada o pimienta sobre el cuerpo en carne viva y el negro era encerrado en un calabozo. Si después de los azotes el esclavo quedaba en muy mal estado, lo dejaban morir lentamente o lo mataban caritativamente. Muerto,  los compañero lo tiraban al río o al mar”.

De ese momento de supremo dolor y sufrimiento, cuando la razón no encuentra las explicaciones suficientes para justificar la existencia o cuando la muerte estaba cerca, el esclavo imploraba a sus dioses, a los únicos que conocía y en quiénes depositaba su fe y que a su vez eran los que determinaban su salvación o bien su muerte, para interrumpir el sufrimiento.

Los Dioses africanos continuaban vivos entre los esclavos de América, como vivas continuaban, alimentadas por la nostalgia, las leyendas y los mitos de las patrias perdidas. Parece evidente que los esclavos expresaban así, en sus ceremonias, en sus danzas, en sus conjuros, la necesidad de afirmación de una identidad cultural que el cristianismo negaba. En las senzalas en horas de la noche cuando llegaba el corto descanso, los esclavos invocaban a sus orixas con quienes lograban exorcisar el dolor y mantener viva la memoria colectiva que fortaleció su fe y su lucha por la libertad. De este dolor, de esta lucha, de esta epopeya emanan las religiones afrobrasileñas, que hoy día, nosotros, tenemos el orgullo y el amor de practicar.

Pero también ha de haber influido el hecho de que la Iglesia estuviera materialmente asociada al sistema de explotación que sufrían. A comienzos del siglo XVIII, mientras en las islas inglesas, los esclavos convictos de crímenes morían aplastados entre los tambores de los trapiches de azúcar y en las colonias francesas, se los quemaba vivos o se los sometía al suplicio de la rueda, el jesuita Antonil formulaba dulces recomendaciones a los dueños de ingenios en Brasil, para evitar excesos semejantes: “A los administradores no se les debe consentir de ninguna manera dar puntapiés principalmente en la barriga de las mujeres que andan preñadas ni dar garrotazos a los esclavos, porque en la cólera no se miden los golpes y pueden herir en la cabeza a un esclavo eficiente, que vale mucho dinero, y perderlo...”. (3)

Bajo estas circunstancias nació, creció y trascendió la religiosidad esclavista que el tiempo se encargó de trasladar a las futuras generaciones. Estas son, según nuestra opinión, las razones que hicieron que estos hombres y mujeres lograran sobrevivir y sobre todo erigir en una fortaleza casi inexpugnable, a la República Negra de Palmares”. 

El dios de los parias no es siempre el mismo que el dios del sistema que los hace parias. Aunque la religión católica abarca, en la información oficial, el 94 por ciento de la población de Brasil, en la realidad la población negra conserva vivas sus tradiciones africanas y viva perpetúa su fe religiosa, a menudo camuflada tras las figuras sagradas del cristianismo. Los cultos de raíz africana encuentran amplia proyección entre los oprimidos (cualquiera sea el color de su piel)”. (4)

El nombre de República  obedece a que en el año 1654 estaba compuesta por muchas aldeas entre las cuales se reconocían: “ Macaco (Capital), Amaro, Subupira, Zumbi, Osenga, Tabocas, Arotirene, Dambranga, Aqualtene  y en la época tenían una población cercana a los 30.000 habitantes(2). Funcionaban con un cimiento de comunidades, con un gobierno, ministros, jueces y policías. Se estimulaba la fuga de esclavos de los plantíos de caña de azúcar de los alrededores. No hubo sólo negros en Palmares, aunque fueron la absoluta mayoría. Indios y algunos pocos blancos perseguidos se incorporaron a esta sociedad de un socialismo infuso donde por lo menos, la libertad estaba garantizada.

El primer líder que tuvo esta república fue Ganga Zumba. Ganga en lengua quimbundo quiere decir “rey”.  Zumbí lo sería después hasta su muerte en el año 1695, con el aniquilamiento de la república.

Palmares resistió a un número superior a las 30  expediciones punitivas difícil de definir. El ejército comandado por Ganga, usaba arcos, flechas, lanzas y armas de fuego tomadas de las expediciones holandesas primero y portuguesas después.

Las constantes luchas que tuvieron que soportar por diversas expediciones portuguesas sin ser vencidos fueron las que provocaron que el gobernador de la Capitanía de Pernambuco cambiara su táctica. Tal fue así que, envió representantes a Palmares ofreciendo a sus habitantes paz, respeto a sus vidas y devolución de las mujeres capturadas en la guerra, si ellos deponían las armas.

Las expediciones militares eran financiadas por el gobernador y los señores de ingenio, quienes prometían tierra, esclavos y títulos honorarios a quienes derribaran a la República negra de Palmares, una tras otra fracasaban las expediciones enviadas a Palmares. Pero en una de ellas son capturados hijos y parientes del Jefe Ganga Zumba. El gobernador sin pérdida de tiempo sacó provecho de esta situación y envió una delegación a Palmares para negociar con el líder negro  y Ganga Zumba se dispuso al diálogo.

“El 18 de junio de 1678, la población de Recife presenció el inusitado espectáculo del Alférez que entraba en la villa al frente de una embajada palmarina de quince personas. Todos los africanos venían armados, uno con un arcabuz y los demás con arco y flecha. Había en la embajada tres hijos de Ganga Zumba; uno de ellos estaba herido y montaba a caballo. Cuenta el cronista que “todos se postraron a los pies de D. Pedro de Almeida y lo aplaudieron demostrando su rendición y como homenaje a su victoria, y allí firmaron la paz con los blancos”.(2)

Las reacciones fueron muy diversas y violentas. Por una lado, El Consejo Ultramarino de Lisboa, no aceptaba el trato “No conviene que se admita la paz con estos negros pues la experiencia ha demostrado que esta práctica es siempre un medio engaño y también por lo que toca a nuestra reputación (...)” Por otro lado, los jefes militares de Palmares, dirigidos por Zumbí, tampoco lo aceptaron,  preferían luchar hasta la muerte.

El viejo Ganga Zumba fue engañado y ejecutado por los colonizadores. Zumbí fue elegido nuevo rey de Palmares. Se repetía así la eterna lucha política entre la aceptación para evitar daños mayores y el exigir la dignidad humana por completo y para todos, aunque para eso fuese preciso morir. Zumbi, que ya era un héroe ignoraba tal vez entonces que estaba convirtiéndose en un mito.

“Poco después de jurada la paz, Pedro de Almeida embarcó hacia Portugal. Llevaba consigo el manuscrito de la “Relación de las Guerras” que finalizaba enalteciendo la pacificación de Palmares. “Ahora se concluyó la restauración total de esas capitanía de Pernambuco porque ahora dominan al mismo enemigo interno que los inquietaba desde hace tantos años...”  “En Palmares quedó tan poca gente y dividida por varios lugares – declaraba el Consejo en un expediente al rey- que cualquier tropa de veinte o treinta hombres terminaría de destruir al enemigo”(2).

Dudamos que en Pernambuco se hayan tragado tanta alaraca y optimismo, los que estaban familiarizados con las guerrillas negras consideraban prematura aquella conclusión. Además ahora tenían como jefe a un africano que daría pruebas de ser el defensor más indómito de la libertad de su pueblo; el africano que pasó a la historia con el nombre de Zumbí.

“Negro de singular valor, gran ánimo y extraordinaria constancia; él es el ejemplo de los demás, porque su astucia, juicio y fortaleza sirven de embarazo a los nuestros y de ejemplo a los suyos” (Relación de las Guerras) (2)

El apelativo Zumbi o Zambi, como a veces aparece escrito, sería un derivado de Nzambi (Nyambi), (Nyame), nombre de la divinidad suprema de algunos pueblos de la parte occidental del norte congoleño.

No es casualidad que hasta hoy la leyenda (que pasa por poesías populares, canciones, obras de teatro, películas) afirme que Zumbí  volverá, que fue un inmortal, que su naturaleza era semidivina. Y nada tiene de casual que su imagen sea el símbolo de los movimientos de lucha  por los derechos de los afro descendientes. En el perpetuo movimiento de la historia, Zumbí encarnará siempre la vanguardia, en las grandes opciones y los grandes sueños.

Con relación a la vida de Zumbí a los 6 años de edad, en una de las tantas expediciones militares contra “la república”, en la que destruyeron gran parte de la misma, se lo llevaron a la ciudad de  “Porto Calvo” donde es adoptado por una sacerdote donde es bautizado con el nombre Francisco en cuyo lapso de tiempo aprehende a leer y escribir. A  los 15 años Zumbí regresa a Palmares donde es reconocido por su inteligencia, valentía y  es promovido rápidamente a comandante de armas.  Es considerado el general más joven de la historia brasileña.

El rey de Portugal ofreció dos veces las pases a Zumbí, ofreciéndole  vivir en libertad donde él quisiese con la condición que dejase de luchar contra la esclavitud. Al no haber acuerdo, la guerra se hizo más cruda. Hubo momentos donde las conquistas logradas por Zumbí llegaron a ser muy valerosas, incluso estando cerca de la ciudad de Recife.  Esto motivo que el rey de Portugal, ordenara contratar un “bandeirante”  que hoy llevaría el nombre de mercenario, con el objetivo de destruir totalmente Palmares a cambio de las tierras y su producción.

El “bandeirante”  paulista Domingo Jorge Velho y sus hombres precisaron dos sangrientas expediciones para acorralar y liquidar lo que quedaba de la mayor república negra de América del Sur. La capital Macaco, resistió 22 días. Zumbí logro huir con veinte hombres, por un sendero junto al abismo de la sierra “Vicosa” para instalarse en una caverna desde donde recomenzaría la lucha. Pero,  como para completar su mito, fue traicionado. Uno de sus tenientes delató el lugar del escondite a cambio de su libertad. Aún, así peleó valerosa y desesperadamente hasta su muerte.

“Lamento del pueblo azande, El niño ha muerto; cubrámonos las caras con tierra blanca. Cuatro hijos he parido en la choza de mi esposo. Solamente el cuarto vive. Quisiera llorar, pero en esta aldea está prohibida la tristesa” (5)

Honduras del paisaje, hondones del alma. Fuma en pipa Zumbí, perdida la mirada en las altas piedras rojas y en las grutas abiertas como heridas, y no ve que nace el día con luz enemiga ni ve que huyen los pájaros, asustados, en bandadas. No ve que llega el traidor. Ve que llega el compañero, Antonio Soares, y se levanta y lo abraza. Antonio Soares le hunde varias veces el puñal en la espalda. Los soldados clavan la cabeza en la punta de una lanza y la llevan a recife, para que se pudra en la plaza y aprendan los esclavos que Zumbí no era inmortal. (5)

Ya no respira Palmares. Había durado un siglo y había resistido más de cuarenta invasiones este amplio espacio de libertad abierto en la América colonial. Para los vencedores, el siglo de Palmares se reduce al instante de las puñaladas que acabaron con Zumbí. Caerá la noche y nada quedará bajo las frías estrellas. Pero ¿qué sabe la vigilia comparada con lo que sabe el sueño?. Sueñan los vencidos con Zumbí; y el sueño sabe que mientras en estas tierras un hombre sea dueño de otro hombre, su fantasma andará. Cojeando andará, porque Zumbí era rengo por culpa de una bala; andará tiempo arriba y tiempo abajo y cojeando peleará en estas selvas de palmeras y en todas las tierras del Brasil. Se llamarán Zumbí los jefes de las incesantes rebeliones negras. (5)

 Comenzaba el mito inmortal. La fecha de la muerte fue el 20 de noviembre de 1695, conmemorándose a partir de esa fecha  el “Día de la consciencia negra” en Brasil.

Zumbí significa para la comunidad negra e india latinoamericana, la representación fiel del arquetipo guerrero indómito que ha luchado por el  máximo derecho que tiene el ser humano como es “la libertad” y el derecho a la autodeterminación.

Los umbandistas y africanistas defensores de la libertad de pensamiento e ideas, reconocemos en Zumbí uno de los mejores ejemplos de la lucha por la libertad y la soberanía.

Si nos han enseñado a emular a los grandes próceres de América, ¿por qué no rescatar a Zumbí del injusto anonimato? O ¿existen temores de que pueda ser imitado?,  o que surjan negros líderes cómo también lo fueron Benkos Biohó en Colombia, Bayano en Panamá, Ventura Sanchez en Cuba, Cudjoe y Nanny en Jamaica, Andresote en Venezuela, Yanga en México, Henry Christphe, Toussaint L´Ouverture en Haití y Francisco Congo en Perú, estos líderes negros escribieron sus nombres con sangre en la historia de la resistencia contra la sociedad colonial esclavista. ¿Cuantos más existen que la historia oficial ha olvidado o desterrado al anonimato perpetuo por haberse atrevido reclamar o exigir el derecho a la libertad?. O existe el temor de que los negros, indios y marginados de esta sociedad se inspiren en ellos y comiencen a luchar o exigir  la parte que les corresponde de pan, tierra y el  justo derecho a ser considerados iguales. 

En los tiempos de Zumbí la lucha por la libertad y la dignidad de los negros era realizada con las armas, hoy día la discriminación y el ataque sistemático que sufre nuestra religión apuntan directamente a nuestra moral y a minar nuestra fe umbandista, si tenemos presente a Zumbí y todos los líderes negros e indios que lucharon por la libertad, entonces podemos estar seguros que lo más importante son nuestros ideales. 

En este mes en que también homenajeamos a otros guerreros (Caboclos), aprovechamos este nuevo aniversario de la muerte de Zumbí, para recogerlo del anonimato y decirle que para nosotros siempre será un ejemplo de integridad y coraje y que a pesar del olvido obligatorio en que lo han sumergido los historiadores, vivirá por siempre en nuestros corazones.

FUENTES

Fundación de asistencia al Estudiante. Ministerio de Educación (BRASIL)
Las venas abiertas de América Latina. Eduardo Galeano
Artículo de Alfredo Fressia (desde San Pablo) de fecha 12/5/1995
(2) Palmares la guerrilla negra. Decio Freitas
(3) Historia económica del Brasil. Roberto Simonsen
(4) Los dioses y los Diablos en las Favelas de Rio de Janeiro. Eduardo Galeano
(5) Memorias del fuego. Los nacimientos. Eduardo Galeano.



2 comentarios:

  1. Gracias Maria Padilha por tu inmensa ayuda...doy fé de que la ayuda fue inmediata...mi pareja cortó la relacion inesperadamente y de forma abrupta....desesperada..hice de todo para recuperarlo...nada funcionó...ni santos, ni rezos, ni plegarias, ni buenos tratos hacia él...él solo me despreciaba, me miraba con asco...me ignoraba..ya no sabía que hacer...pensé en lo peor...matarme...estaba completamente destrozada.....un día llegó a mi Maria Padilha..inmediatamente le empecé a pedir con el corazón abierto que me ayude....ya el segundo día de rezarle vi resultados...y así diariamente hasta recuperar a mi amor...a todo aquel que esté atravesando una situación similar...le regalo de corazón esta oración que salvó mi pareja...gracias Reina Pomba Gira María Padilha...gracias gracias gracias

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  2. Gracias Maria Padilha por tu inmensa ayuda...doy fé de que la ayuda fue inmediata...mi pareja cortó la relacion inesperadamente y de forma abrupta....desesperada..hice de todo para recuperarlo...nada funcionó...ni santos, ni rezos, ni plegarias, ni buenos tratos hacia él...él solo me despreciaba, me miraba con asco...me ignoraba..ya no sabía que hacer...pensé en lo peor...matarme...estaba completamente destrozada.....un día llegó a mi Maria Padilha..inmediatamente le empecé a pedir con el corazón abierto que me ayude....ya el segundo día de rezarle vi resultados...y así diariamente hasta recuperar a mi amor...a todo aquel que esté atravesando una situación similar...le regalo de corazón esta oración que salvó mi pareja...gracias Reina Pomba Gira María Padilha...gracias gracias gracias

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